La moringa o flor de libertad, ha sido un tema que se
ha tratado mucho en los últimos días y todo parece indicar que hay un gran
interés comercial detrás de una gran cantidad de las informaciones que se
ofrecen sobre esta planta. Por esa razón
solo se destacan los beneficios de su consumo y no se explica sobre los daños y
riesgos a que se conlleva su uso oral.
Es cierto la moringa tiene mucha proteína
como vegetal y los promotores de la oferta mercadológica de los órganos de este
árbol dicen que tiene más de este nutriente que la leche, pero no se dice que a
pesar del contenido en proteína de las hojas ser de 9.40 por cada 100 gramos,
dicho nivel es superado por cualquier frijol con más del doble y mucho más si
es la habichuela negra. Tampoco
informan, en ningún momento, respecto al calcio que lo que aporta es oxalato de
calcio y esto aumenta el riesgo de que se formen piedras en los riñones.
También se afirma que sus hojas contienen más
vitamina A que la zanahoria y más vitamina C que la naranja. Lo primero que debemos aclarar es que no
contiene vitamina B, lo que hallamos en ella es A (caroteno) y lo segundo es que el cuerpo humano no almacena la vitamina C, lo que hace con ella es que la elimina por la orina. Por lo que no
necesitamos ingerir grandes cantidades y cualquier dieta con frutas y vegetales
aporta los requerimientos diarios de esta vitamina.
No se ha aclarado que hay variedades de
moringa cuya vaina es venenosa y que debemos establecer, además, de la
identificación de la especie a usar, la dosis terapéutica, la dosis tóxica y la
dosis letal en cada una de ellas. Es
bueno informar que un testimonio no es base científica para recomendar el uso
de una planta ni de ninguna sustancia, hay un protocolo bien establecido que
debemos agotar antes de autorizar el uso de algún vegetal o cualquier producto
para el consumo humano. Hacen falta muchos años para que la ciencia pueda permitir el uso farmacológico de la
planta.
Hay muchas sustancias identificadas en la
flor de la libertad y entre ellas son muy prometedoras la zeatina, una hormona
vegetal del grupo de las citoquinas.
También son importantes la pterigospermina y la niazimicina. De la zeatina debemos informar que es un
inductor de la división celular, es decir, estimula que las células se
reproduzcan a nivel de los vegetales, si hace este efecto en animales y seres
humanos puede, lejos de ayudar en el tratamiento del cáncer, empeorar a una
persona afectada de esta enfermedad. La
pterigospermina tiene acción antibiótica muy conocida y esto podría beneficiar
en el uso de la planta para tratar algunos procesos infecciosos, después de
hacer los estudios farmacológicos correspondientes.
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